martes, 28 de abril de 2009

Taller en la ESAV / Bahía Blanca

El jueves 7 y el viernes 8 de mayo, en la Escuela Superior de Artes Visuales (ESAV/Bahía Blanca), tendrá lugar un taller para docentes y alumnos avanzados de las carreras de Diseño y Artes. El mismo estará orientado a estudiar diferentes prácticas pedagógicas, con el fin de optimizar los procesos de enseñanza-aprendizaje. El título es Paramodelos: prácticas de pensamiento expandido. Se desarrollará en base a juegos individuales y grupales y estará a cargo de Wainhaus (UBA/Buenos Aires). La inscripción es gratuita.

sábado, 11 de abril de 2009

Fotografía: Abelardo Morell en el MNBA

Visión Revelada: Selección de obras de Abelardo Morell, una antología del extraordinario fotógrafo cubano radicado en los Estados Unidos, está conformada por cincuenta y tres piezas organizadas en varias series temáticas. Morell, sin apartarse de las técnicas fotográficas tradicionales, convierte elementos de la vida diaria en imágenes surrealistas por medio de la alteración de la escala y la yuxtaposición de imágenes.
Cámara Oscura, la más famosa de sus series, remite a esta antigua técnica, utilizada desde el siglo XVI por artistas, y retomada como recurso fotográfico. Morell transforma un ambiente cerrado en una cámara oscura. Resultado: la escena que transcurre fuera de la habitación, en las calles de la ciudad, se proyecta invertida dentro de ésta, fundiendo de este modo, el espacio exterior con el interior. [Del 3/3/09 al 19/4/09 / Museo Nacional de Bellas Artes / Buenos Aires] +INFO: http://www.abelardomorell.net

jueves, 9 de abril de 2009

Duchamp es un Bartleby

Me he inventado que me escribía Derain. En vista de que el autor de Eclipses littéraires no se digna contestar a mi carta, he decidido escribirme una a mi mismo firmando Derain.

Querido amigo: Sospecho que usted anda buscando que yo bendiga que se haya apropiado de mi idea de escribir sobre gente que renuncia a la escritura. ¿Verdad que no ando desencaminado? Pues bien, no se preocupe. Si usted persigue que yo no proteste por el evidente plagio de mi idea, sepa que, cuando publique su libro, actuaré como si usted hubiera hábilmente comprado mi silencio. Y es que me ha caído simpático, tanto que hasta voy a regalarle un Bartleby que le falta.
Incluya a Marcel Duchamp en su libro.
Al igual que usted, Duchamp tampoco tenia muchas ideas. Un día, en París, el artista Naum Gabo le preguntó directamente por qué habla dejado de pintar: « —respondió Duchamp abriendo los brazos, Mais que voulez vous? je nái plus d'idées» («¿Qué quiere?, ya no tengo ideas»).
Con el tiempo iba a dar otras explicaciones más sofisticadas, pero probablemente ésta era la que más se ajustaba a la verdad. Después del Gran vidrio, Duchamp se había quedado sin ideas, así que en lugar de repetirse dejó de crear, sin más.
La vida de Duchamp fue su mejor obra de arte. Dejó muy pronto la pintura e inició una atrevida aventura en la que el arte se concebía, ante todo, como una cosa mentale, en el espíritu de Leonardo da Vinci. Quiso siempre colocar el arte al servicio de la mente y fue precisamente ese deseo —animado por su particular uso del lenguaje, el azar, la óptica, las películas y, por encima de todo, por sus célebres ready-mades— lo que socavó sigilosamente quinientos años de arte occidental hasta transformarlo por completo.
Duchamp dejó la pintura más de cincuenta años porque prefería jugar al ajedrez. ¿No es maravilloso?
Le imagino enterado perfectamente de quién fue Duchamp, pero permítame ahora que le recuerde sus actividades como escritor, permítame que le cuente que Duchamp ayudó a Katherine Dreier a formar su personal museo de arte moderno, la Société Anonyme, Inc., le aconsejaba las obras de arte que debía coleccionar. Y cuando en los anos cuarenta se hicieron planes para donar la colección a la Universidad de Yale, Duchamp escribió 33 noticias críticas y biográficas de una página sobre artistas, desde Archipenko a Jacques Villon.
Roger Shattuck ha escrito que si Marcel Duchamp hubiera decidido incluir una noticia sobre sí mismo, como uno de los artistas de Dreier (algo que podría haber hecho perfectamente), habría casi seguro mezclado astutamente verdad y fabulación, como en las otras que hizo. Roger Shattuck sugiere que tal vez habría escrito algo de este estilo:

Jugador de torneos de ajedrez y artista intermitente, Marcel Duchamp nació en Francia en 1887 y murió siendo ciudadano de los Estados Unidos en 1968. Se sentía en casa en ambos mundos y dividía su tiempo entre ellos. En el Armory Show de Nueva York, en 1913, su Desnudo bajando una escalera divirtió y ofendió a la prensa, provocando un escándalo que le hizo famoso in absentia a la edad de veintiséis años y le atrajo a los Estados Unidos en 1915. Tras cuatro años de existencia en Nueva York, abandonó aquella ciudad y dedicó la mayoría de su tiempo al ajedrez hasta 1954. Algunos jóvenes artistas y conservadores de museos de varios países redescubrieron entonces a Duchamp y su obra. Él había regresado a Nueva York en 1942, y durante su última década allí, entre 1958 y 1968, volvió a ser famoso e influyente.


Incluya a Marcel Duchamp en su libro sobre la sombra de Bartleby. Duchamp conocía personalmente a esa sombra, llegó a fabricarla manualmente. En un libro de entrevistas, Pierre Cabanne le pregunta en un momento determinado si se dedicaba a alguna actividad artística en esos veinte veranos que pasó en Cadaqués. Duchamp le contesta que sí, pues cada año reconstruía un toldo que le servía para estar a la sombra en su terraza. A Duchamp siempre le gustó estar a la sombra. Le admiro mucho y, además, es un hombre que trae suerte, inclúyalo en su tratado sobre el No. Lo que más admiro de él es que fue un gran embaucador.

Suyo, Derain.

[De Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948 -), Barcelona: Anagrama, 2000. Imagen X Man Ray]